miércoles, 27 de julio de 2011

Anunakis

Los Anunakis  o Annunakis eran Dioses de los Sumerios y los Akadias, según algunos investigadores, el nombre de los Anunakis, significa "Los de Sangre Real".

Se habla mucho de los Anunakis, como aquellos que ofrecieron el conocimiento a la civilización de los Sumerios, pero al parecer estos dioses estelares, no tenían la intención de ayudar a la raza humana, sino de convertirlos en esclavos.

Hay textos que hablan que ellos se juntaron con nuestra especie y que incluso, según algunos, modificaron parte de nuestro ADN para potenciar nuestras capacidades mentales y así poder ser útiles para ellos.

Sobre los Anunakis se habla de todo, desde que incluso hoy en día están entre nosotros, que forman parte del nuevo orden mundial y que han creado un sistema político-social para sus intereses.

Desde Simbologia Gubernamental, dejando a parte las conspiraciones y dudosas investigaciones, si que vemos que en las tablas sumerias, se habla de Dioses que vinieron del cielo, que estuvieron entre nosotros y creemos que sus escritos, son muy similares a los textos sagrados de muchos cultos y religiones. Creemos que algo debía pasar en el pasado, para que culturas que en teoría no se conocían, pensaran que los dioses vinieron del espacio y que se unieron a las mujeres para crear "hombres-dioses".

Otra cosa que está clara es que los Sumerios consiguieron información sobre el sistema solar, que en teoría, era imposible conseguir a partir de sus conocimientos científicos y su escasa tecnología. Pero como sucede con los Mayas, los Egipcios y los Hindúes, entre otros, algo debían pasar para que consiguieran un conocimiento del cosmos, que para nosotros nos es difícil conseguir con nuestra tecnología actual.

Estas preguntas os las dejamos a vosotros y esperamos que déis vuestra opinión y vuestro punto de vista.


domingo, 24 de julio de 2011

Tecnología Antigua: Un Catálogo De Objetos Curiosos

 
uchos de los hallazgos descubiertos en la antigüedad no han encontrado aún una respuesta a sus enigmas. ¿Fue Alessandro Volta la primera persona que ideó la batería eléctrica? ¿Fueron los hermanos Wright realmente los primeros en volar?. Nuestros remotos antecesores contaron con una tecnología mucho más avanzada de lo que imaginamos...
   



 
Algunos expertos creen que se trata del modelo a escala de un «planeador a motor». Otros, sin embargo, han señalado que podría tratarse de una veleta.
Este modelo de planeador fue construido en Egipto hacia el año 200 a.C.
En un museo de El Cairo se exhibía un pequeño modelo de madera. Nadie tenia dudas acerca de lo que representaba: una simple ojeada bastaba para distinguir las alas, el plano de deriva, la cola y el sólido y voluminoso cuerpo de algún tipo de avión. El cuerpo de este modelo tenía una longitud de algo menos de 15 centímetros y su envergadura era algo mayor de 18 centímetros, Había sido construido con madera de sicómoro, muy ligera, y cuando uno lo disparaba al aire con la mano, volaba una corta distancia.

El ver un modelo como éste en un museo de ciencia no hubiera sido una sorpresa. Sin embargo este modelo ocupaba un lugar privilegiado en el Museo de Antigüedades de El Cairo, y estaba fechado alrededor del año 200 a.C.

Esta pieza antigua constituye un desafío notorio a nuestras ideas acerca del desarrollo de la tecnología. Y es tan sólo uno de los innumerables enigmas que replantean la discusión acerca de los conocimientos científicos y de ingeniería de nuestros antepasados.

Cuando en 1898 -cinco años antes de que los hermanos Wright llevaban a cabo con éxito su primer vuelo a motor- se encontró este modelo en una tumba de la antigua ciudad egipcia de Saqqara, nadie lo relacionó con la idea del vuelo artificial. Fue almacenado en una caja que contenía figuras de pájaros. En 1969 lo redescubrió el doctor Kahlil Messiha, y quedó asombrado, dada su evidente semejanza con un avión moderno.

Un comité de expertos arqueólogos e ingenieros aeronáuticos estudiaron el modelo. Destacaron el arco de sus alas -la curvatura de la superficie superior que ayuda al avión a elevarse- y la inclinación hacia abajo de los extremos de las mismas, que proporciona estabilidad. Llegaron a la conclusión de que la pieza era un modelo a escala de un avión de tamaño normal. Debía tratarse de un «planeador motorizado» diseñado para transportar pesadas cargas a poca velocidad, probablemente a menos de 95 km/h. Podría haber sido impulsado por un motor montado en la parte trasera, en el lugar donde ahora la cola del avión aparece rota.

El comité estaba tan convencido de la importancia de su hallazgo, que lo colocaron en lugar destacado en el Museo de El Cairo. En otras tumbas se encontraron más de una docena de «planeadores» similares. ¿Podía tratarse verdaderamente de modelos de antiguos aviones?

El escepticismo que la mayoría de las personas expresan respecto a la idea de antiguos aeronautas -posiblemente tan chocante como la idea de antiguos astronautas- sufrió un duro golpe cuando se descubrió que también en América, es decir, en el otro lado del mundo conocido, se habían hallado modelos aéreos pertenecientes al primer milenio después de Cristo.
Objetos ornamentales de oro, originarios de Sudamérica, entre los siglos V y VIII d.C. El de la izquierda presenta un gran parecido con un moderno avión a reacción provisto de alas en forma de delta.
Los supuestos modelos de aviones que han salido a la luz son una serie de pequeños objetos ornamentales de oro, encontrados en Colombia, Costa Rica, Venezuela y Perú. Un ejemplar fue descubierto en una colección de objetos de arte antiguos de Colombia por Iván T. Sanderson, jefe de la Sociedad para la Investigación de lo Inexplicado, en Estados Unidos. Se trataba de un colgante de 5 centímetros de longitud. Los arqueólogos colombianos lo habían clasificado de «zoomorfo», es decir, con forma de animal. Sin embargo, se parece mucho más a un avión de caza a reacción con alas en forma de delta, que a cualquier tipo de animal o pájaro. Posee unos apéndices triangulares que se parecen muchísimo a las alas de varios tipos de modernos aviones supersónicos, una cola pequeña y vertical, un plano de deriva, y a un lado de éste hay incluso lo que parece ser un emblema. No obstante, este objeto ornamental se atribuye a los sinu, un pueblo preincaico que floreció desde el siglo V hasta el siglo VIII d. C.

Estos objetos se parecen a los aviones a reacción; pero, ¿hasta qué punto nos sirve de guía esta constatación? El emblema del plano de deriva del modelo colombiano se parece a la letra B semítica. Algunos escritores han pasado de este simple hecho a la conclusión de que este modelo procedía del Oriente Medio.

Interpretaciones poco fundadas como esta última pueden llevar a algunas personas a recelar de todas las afirmaciones arriesgadas acerca de objetos antiguos. No obstante, es absolutamente necesario prestar atención a los descubrimientos de objetos que «funcionan» y cuya fecha nos parece imposible. El planeador de Saqqara constituye un ejemplo; igualmente impresionante es la «batería de Bagdad» .
 

Electricidad Antigua

Una de las piezas más impresionantes y que constituye una prueba clarísima del elevado nivel de la tecnología de algunos pueblos antiguos es la llamada «batería de Bagdad». Fue construida durante la ocupación de Iraq por pane de los partos, entre 250 a.C. y 224 d.C. Por extraño que parezca, podría haber sido construida para generar electricidad.
Batería de Bagdad
La parte exterior de la batería consiste en una simple vasija de barro, de algo menos de 15 centímetros de altura. Está taponada con betún en el que se ha montado un cilindro de cobre que penetra en la vasija unos 10 centímetros. El cilindro consta de tiras de cobre soldadas, y está cubierto con una tapa de cobre. En el interior del cilindro se encuentra una varilla de hierro, que se ha corroído adrede tratándola con algún ácido. Esta vasija fue hallada en Bagdad, y por lo visto data de la época de la dominación de los partos en esta parte de Iraq, que duró desde 250 a.C. hasta 224 d.C.
Cuando en 1937 el arqueólogo Wilhelm Köning descubrió casualmente esta pieza en un museo de Iraq, inmediatamente se dio cuenta de cómo podría utilizarse para generar voltaje eléctrico. Experimentos realizados algunos años después con réplicas modernas del aparato confirman que pudo ser utilizado con este fin. Para generar voltaje era necesario poner dentro del cilindro un líquido adecuado. Podría haberse utilizado una gran variedad de líquidos, incluyendo el ácido acético o ácido cítrico (los constitutivos básicos del vinagre y del zumo de limón, respectivamente) o una solución de sulfato de cobre. Esto habría generado un voltaje de 1 ½ a 2 voltios entre el cilindro de cobre y la varilla de hierro. Uniendo una serie de elementos de este tipo (formando una «batería» en el sentido estricto de la palabra) se podría haber aumentado sustancialmente el voltaje.
El doctor Arne Eggebricht ha demostrado, mediante un modelo, que la batería podría haber sido utilizada para galvanizar con oro pequeñas figurillas.
Lo más probable es que los partos usaran la electricidad para la galvanoplastia. El arte de dorar figurillas databa ya de siglos antes de esta época. Puede que la batería se utilizara para producir voltaje entre la estatuilla de metal y un lingote de oro mientras se sumergía a ambos en un electrolito. El oro era transportado a través del líquido y se depositaba sobre la superficie de la figura en forma de fina capa.

El saber cómo generar una corriente eléctrica podría haber sido un descubrimiento aislado. Los antiguos conocían la electricidad estática: sabían que al frotar el ámbar (en griego, «elektron») éste atraía objetos ligeros, como pelos o polvo. La técnica de generar corriente eléctrica -es decir, carga eléctrica en movimiento- podría haber sido un descubrimiento igualmente accidental y aislado. Parece que ninguno de los dos descubrimientos condujo a un mayor desarrollo técnico ni al estudio de las causas del fenómeno, a pesar de que algunos entusiastas afirman que los partos -y antes que ellos los egipcios- empleaban luz eléctrica.

Sin embargo, en la tecnología del pasado existen suficientes anomalías, seriamente acreditadas, para que podamos estar seguros de que algunos de nuestros antepasados llegaron a niveles tecnológicos asombrosamente altos.

En el año 1900 unos buceadores encontraron los restos de un barco de al menos 2.000 años de antigüedad, cargado de tesoros y procedente de la isla griega de Anticitera. Contenía estatuas de bronce y mármol, y es posible que estuviera viajando hacia Roma cuando naufragó (alrededor del año 65 a.C.). Entre su cargamento se encontró una masa de madera y bronce. El metal estaba tan corroído que tan sólo pudo verse con dificultad que se trataba de ruedas de engranaje y escalas grabadas. Pero en 1954 Derek J. De Solla Price, de la universidad de Cambridge, pudo finalmente deducir que se trataba de un antiguo mecanismo de cálculo análogo, mucho más adelantado que todo lo que hubo en Europa por espacio de varios siglos. En realidad, cuando estaba nuevo, el mecanismo «debió de parecerse mucho a un buen reloj mecánico moderno». 
Entre los tesoros rescatados en el año 1900 de un barco sumergido procedente de la isla griega de Anticitera, que naufragó hace al menos 2.000 años, se encontraba una masa revuelta de madera y bronce, corroída hasta tal punto que fue casi imposible ver de qué se trataba. En 1954 un especialista de Cambridge, Derek J. De Solla Price, se dio cuenta de su verdadero significado: el objeto constaba de más de 20 ruedas de engranaje montadas en una caja de madera y era un «reloj calendario» que indicaba el movimiento de los cuerpos celestes. No hubo ningún mecanismo tan complejo como éste hasta los relojes del Reenacimiento de el siglo XV.
Mecanismos de un «reloj calendario» de hace al menos 2.000 años.
El mecanismo estaba compuesto de por lo menos 20 ruedas de engranaje, apoyadas en una serie de placas de bronce, todo ello montado dentro de una caja de madera. Cuando se daba vueltas a un mango que atravesaba el lado de la caja, las manecillas se movían a velocidades diferentes sobre esferas protegidas por unas puertecillas. Las inscripciones explicaban cómo manejar el aparato y cómo interpretar lo que marcaban las esferas.

El mecanismo indicaba el movimiento de los cuerpos celestes: el Sol, la Luna y los planetas que pueden verse sin ayuda de aparatos ópticos, como Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno. Señalaba sus posiciones relativas en el cielo con gran exactitud. Las manecillas indicaban también la hora.

En palabras de Price, «en ningún lugar se ha  conservado nada similar a este instrumento. De ningún texto científico o alusión literaria se conoce nada comparable a esto». Continúa diciendo que «parece probable que la tradición de Anticitera formara parte de un amplio corpus de conocimientos que se perdió para nosotros, pero que conocieron los árabes», ya que siglos más tarde éstos construyeron calendarios mecánicos a inspiraron a los constructores de relojes de la Europa medieval.

Sin embargo, cabe preguntarse: ¿es posible que este corpus de conocimientos contuviera algo más? ¿Es posible que los antiguos dominaran unas fuerzas, benévolas o malévolas, que no han permanecido vivas en la memoria de sus descendientes?.

sábado, 23 de julio de 2011

Vuelta a la accion

Muy buenos dias, hoy despues de muchas semanas ausente vuelvo con todos vosotros para lanzar un rallo de luz sobre la oscuridad que desde hace mucho tiempo se ha instaurado en la sociedad.
He estado investigando e informandome a lo largo de estas ultimas semanas para que por fin pueda estar de vuelta con todos vosotros.

Hoy nos vamos a desplazar en el tiempo hacia la segunda guerra mundial donde veremos varios misterios, pactos secretos y brujeria entre los nazis.
Hacía casi dos años que se había iniciado la segunda guerra mundial, cuando Rudolf Hess, antiguo héroe de guerra y principal valedor de Hitler en los círculos más imbuidos de misticismo en Alemania, amén de su secretario durante la redacción del Mein Kampf (especie de autobiografía de Hitler), pilotó una avioneta hasta el Reino Unido; pasando radares y cualquier tipo de control conocido en la época impunemente (sobre todo si se tiene en cuenta que no era un aviador avezado), al fin, logró llegar a Escocia, donde fue apresado. Pero la pregunta más apropiada (insólita) es ¿Qué demonios hacia un ministro del tercer Reich volando él solito con una avioneta hasta Inglaterra, su posible objetivo?
Si nos dejamos guiar, tanto por la historia oficial, tanto como por el más descabellado esoterismo, llegamos a la misma conclusión: no tiene ni pies ni cabeza.

El misticismo de Rudolf Hess

En los juicios de Nüremberg, el propio Hess fue condenado, aunque su posible enajenamiento mental lo libró de una pena de muerte más que segura. Aún así, no hay quien aduce otras posibilidades, ya que el jerarca nazi estuvo prisionero de los ingleses, y por tanto de los aliados, durante casi tres años, durante los cuales pudo hacer un pacto a cambio de una información de primera mano sobre los entresijos del Reich.

Que fuese Hess quien protagonizara este rocambolesco episodio conlleva, ciertamente, unas preguntas cuyas respuestas serían sumamente esclarecedoras: ¿Pensaban Hitler y Hess que todavía era posible un pacto con los ingleses debido a “la raza” que ambos pueblos compartían?

La influencia de la Sociedad Thule en el ocultismo nazi

No hay duda del exacerbado misticismo del ministro, ni de su pertenencia a una sociedad secreta que parece crucial en el devenir de los hechos: la Sociedad Thule (Thule, un continente imaginario de donde provenían los seres superiores en los que creían), donde es muy probable que muchos posteriores jerarcas nazis se conociesen. Se tiene constancia de la presencia de Hitler en alguna de sus reuniones y de la pertenencia de Hess a ella como miembro. Además, el símbolo de la sociedad era una esvástica. Demasiadas coincidencias. No se puede decir que toda la ideología nacionalsocialista se basase en creencias místicas, pero no se puede negar la influencia de personajes poderosos que sí las tenían.
La sociedad (heredera de muchas otras con similares ideologías) fue fundada por el Barón Rudolf Von Sebottendorf, un curioso personaje, creyente en la Teoría Intraterrestre (que defiende la existencia de una raza superior, antecesora de los Arios, y que vive en el interior de la tierra), antisemita (aunque la mayoría del pueblo alemán lo era) y un místico estudioso del Islam, aunque también de La Cábala.
La sociedad fundó un periódico que más adelante se convertiría en el famoso diario nazi Völkischer Beobachter (El observador del Pueblo), por lo que no se puede eludir la inmensa influencia que ejerció en el futuro NSDAP, El Partido Alemán de los Trabajadores Nacionalsocialista, o simplemente partido nazi.

Personajes tan importates en la Alemania Nazi, como Alfred Rosenberg, Dietrich Eckart y el citado Hess, fueron miembros de la sociedad.

Heinrich Himmler, el gran brujo y las SS

Himmler fue, durante el período nazi, Ministro del Interior, comandante en jefe del ejército del Vístula y Reichsführer de las SS.
Odiaba profundamente a los judíos, a quienes consideraba seres subhumanos, y se le considera el principal responsable (después del propio Hitler) del llamado Holocausto o Shoah, y de La Noche de los Cuchillos Largos, en la cual engañó al canciller y dictador, haciéndole creer que Ernst Rohm quería traicionarle. Fue el final (o casi) de las SA, rivales de sus queridas SS.
Fue, asimismo el principal valedor y creador de la Ahnenerbe ( Sociedad para la Investigación y Enseñanza sobre la Herencia Ancestral Alemana), que tuvo como mayores empeños demostrar la superioridad de la raza aria sobre todas las demás y la inferioridad de la judía.
Himmler adquirió el Castillo de Wewelsburg, lugar donde pretendía convertir la cúpula de las SS en una especie de orden de caballería, basándose en mitos nórdicos y sajones, tales como los artúricos. El castillo poseía una sala de reuniones al estilo de la mesa redonda del rey Arturo y otros lugares donde siempre lucía una llama en honor, según parece, de los mártires caídos de la orden. La estructura del castillo era una especie de replica de otros edificios del Vaticano.
A todo ello hemos de unir su empeño por desplazar los ritos cristianos en aras de introducir otros basados en leyendas nórdicas o, simplemente, inventados para la ocasión, tales como los matrimonios de los SS.

Búsqueda de reliquias de los nazis en todo el mundo

Según algunas fuentes, Heinrich Himmler estaba obsesionado con la consecución de objetos de poder, tales como las reliquias religiosas y mitológicas. Como fuera que en su mente enferma, algunos místicos nazis consideraban a Jesucristo un ser como ellos, o sea, superior, y no como a un judío, todo lo relacionado con él era objeto de incesante búsqueda. Objetos como la lanza de Longinos (que fue clavada en un costado de Cristo por un soldado romano llamado Longinos), el arca de la alianza, símbolo del pacto entre Yahvé (nombre de Dios en el Antiguo Testamento) y el pueblo hebreo, y sobre todo, del Santo Grial, que según testigos presenciales, Himmler buscaba desenfrenado por los matojos, como quien busca setas, en Montserrat (España), uno de tantos lugares donde la tradición situaba la copa de la última cena de Jesús.

Adolf Hitler y su afición a la brujería

Sin lugar a dudas, es muy probable que se haya exagerado (en mucho y en poco) la influencia de los parámetros ocultistas y el misticismo en la figura de Adolf Hitler, personaje más bien poco dado al romanticismo, aunque existe un episodio, narrado por un amigo de la juventud, August Kubizek, que parece indicar quizás un delirio aún mayor.
El probablemente único amigo en sus años de juventud nos relata que ambos fueron a ver una representación de una ópera de Wagner (muy probablemente Parsifal); a la salida, y en un estado de profundo éxtasis, Hitler juró que convertiría la ópera que habían visto en una religión, convirtiéndose de esta manera en el salvador de la patria alemana.
En su juventud conoció al mago Erik Hanussen, quien le predijo que algún día sería un gran líder. Desde entonces se convirtió en su brujo personal y el de otros jerarcas nazis. El mago un día apareció cosido a balazos después de pronosticar el incendio del Reichstag sin aclararse nunca su muerte.
Sea como fuere, es difícil sustraerse a la profunda mella que causaron en una gran parte de los mandamases nazis multitud de creencias, leyendas, antiguas religiones, y las más delirantes teorías, como la citada intraterrestre o la de la superioridad de la raza aria, columna vertebral del Nacionalsocialismo.